La custodia compartida se ha convertido en la fórmula preferida debido a sus ventajas sobre otras formas de custodia
La custodia compartida es una figura que ha alcanzado mucho auge en los últimos años, ya que se presenta como una fórmula en principio, más adecuada para todas las partes implicadas en un divorcio. Pero, como siempre, es necesario evaluar particularmente las circunstancias de cada familia.
Los tipos de custodia
Los tipos de custodia de hijos más habituales son la
custodia exclusiva, y la custodia compartida. Dentro de ellas podemos encontrar
diferencias y matices, que dependen de cada caso particular.
Principalmente, en la custodia exclusiva, esta recae sobre
uno de los progenitores, quién será el que conviva de forma habitual con los
hijos en común, encargándose de su cuidado y necesidades diarias. En este tipo
de custodias se establece a su vez el necesario régimen de visitas a favor del
progenitor no custodio, es decir, el que no convivirá con los hijos. El
objetivo de este es que la relación entre el progenitor y sus hijos se mantenga
de forma continuada y regular.
Por otro lado, la custodia compartida, implica que el
cuidado de los hijos recae sobre ambos progenitores, los cuáles convivirán con
ellos en periodos repartidos equitativamente.
¿Qué ha cambiado con la custodia compartida?
Clásicamente, la custodia recaía sobre uno de los progenitores,
es la llamada custodia monoparental, y además este era habitualmente la madre.
La sociedad ha experimentado profundos cambios, y este
modelo está dando paso a otros tipos de custodia en los que ambos progenitores
están igualmente implicados en el cuidado de los hijos en común.
De hecho, las ventajas de la custodia compartida para la
mayoría de las situaciones son tales, que inclusive el Tribunal Supremo
aconseja desde una importante sentencia de 2011 su aplicación por defecto
siempre que sea posible, por encima de otras opciones de custodia.
Cuando hablamos de custodia compartida, siempre debemos
tener claro que el objetivo de esta es, por encima de todo, buscar el bienestar
de los menores, por encima de cualquier otra consideración.
En condiciones normales, la mejor forma de encontrar este es
que exista un equilibrio en cuanto al tiempo de convivencia y relación con
ambos progenitores. Y esto es precisamente lo que persigue la custodia
compartida.
Por supuesto, las circunstancias de cada familia son muy
particulares, y deberemos atenernos a estas para buscar la mejor solución
siempre para los hijos menores. En algunos casos estas puede que impliquen que
es mejor una custodia monoparental (que recaiga sobre un progenitor) en vez de
la exclusiva.
El tiempo de custodia para cada progenitor no tiene por que
ser exactamente igual, ya que este dependerá de las circunstancias personales y
laborales de cada un, por ejemplo. Por lo que podemos encontrar casos en los
que el porcentaje de convivencia con uno u otro sea desigual.
Los diferentes tipos de custodia compartida
Existen distintas formas de plasmar un acuerdo de custodia
compartida. Las más habituales son:
- La custodia compartida dentro de un mismo domicilio. Esto implica que los niños permanecen siempre en el domicilio familiar y son los progenitores quiénes se van mudando a este durante el periodo en el que les toque ejercer la custodia.
- La custodia compartida en dos domicilios. En este caso los hijos se trasladarán al domicilio de cada progenitor, conforme les corresponda el periodo de custodia.
- Incluso hay una tercera opción en la que puede darse el caso de que los progenitores, aún divorciados, convivan bajo el mismo techo.
¿Cómo se acuerda la custodia compartida?
Cuando estamos en medio de un proceso de divorcio, los
cónyuges deberán acordar una serie de medidas que afectarán a toda la familia
una vez este sea efectivo.
En los casos de divorcios de mutuo acuerdo, estas medidas se
acuerdan y plasman por escrito en un documento denominado convenio regulador.
Entre otros acuerdos, el matrimonio deberá decidir acerca
del régimen de custodia que consideran más adecuado para sus hijos en común. Una
vez decidido, se detallará este en el convenio.
Si, por el contrario, nos encontramos ante un proceso de
divorcio contencioso en el que no hay acuerdo entre las partes, será el Juez
quién, ateniéndose a las circunstancias particulares de cada uno y teniendo en
cuenta lo más conveniente para los menores, determine todas las medidas,
incluida el régimen de custodia y la forma de hacerlo efectivo.
En definitiva, la custodia compartida es la fórmula
preferida por los profesionales del Derecho para la mayoría de los casos de
divorcio, ya que se considera que todas las partes, y por encima de todo, los
hijos menores, se benefician de poder convivir y seguir relacionándose de forma
habitual con sus progenitores, quiénes pueden participar de forma activa en sus
cuidados y educación.
Si está inmerso/a en un proceso de divorcio, nuestros
abogados de divorcio de Zaragoza, con una amplia experiencia, le ayudarán a
resolver cualquier duda que tenga con el mismo y a alcanzar los mejores
acuerdos.